
Mejorar el suelo pélvico de las personas mayores

Mejorar el suelo pélvico en personas mayores: Prevención y rehabilitación de la incontinencia urinaria
El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que sostienen órganos como la vejiga, el útero (en mujeres) y el recto. Con la edad, estos músculos se debilitan, aumentando el riesgo de incontinencia urinaria, prolapsos y disfunciones sexuales. Se estima que hasta el 50% de los mayores en residencias geriátricas padecen pérdidas de orina, siendo más frecuente en mujeres. Por eso es tan importante incluir en el envejecimiento activo ejercicios para mejorar el suelo pélvico de las personas mayores.
Factores como partos múltiples, cirugías prostáticas, obesidad y enfermedades neurológicas (ictus, demencia) aceleran este deterioro. Sin embargo, ejercicios específicos y hábitos saludables pueden mejorar el suelo pélvico. Lo que lleva a un aumento de la calidad de vida.
Causas de la disfunción del suelo pélvico en la tercera edad
- Debilidad muscular y descenso uretral. El envejecimiento reduce la elasticidad y fuerza de los músculos pélvicos, provocando que la uretra descienda y pierda su función de «cierre». Esto deriva en incontinencia de esfuerzo (pérdidas al toser, reír o cargar peso). En hombres, las cirugías de próstata agravan el problema al dañar el esfínter urinario.
- Enfermedades neurológicas y deterioro cognitivo. Patologías como el Parkinson, el Alzheimer o secuelas de un ictus alteran las señales nerviosas que controlan la micción. Esto causa incontinencia por «urgencia» (deseo repentino de orinar) o por «rebosamiento» (vejiga que no se vacía completamente).
- Factores de riesgo modificables. El estreñimiento crónico, el sedentarismo y el consumo de diuréticos (café, alcohol) aumentan la presión abdominal, debilitando aún más el suelo pélvico. En mujeres, la menopausia reduce los niveles de estrógenos, afectando la vascularización y tonicidad muscular.
Ejercicios y estrategias para mejorar el suelo pélvico
1. Ejercicios de Kegel
Consisten en contraer y relajar el músculo pubococcígeo (el que frena el flujo de orina). Se recomienda:
- Identificar el músculo: Interrumpir la micción brevemente (sin abusar de este método).
- Rutina diaria: Contraer 3 segundos, relajar 3 segundos (10 repeticiones, 3 veces al día).
- Progresión: Aumentar hasta 10 segundos de contracción. Pueden realizarse sentados o acostados.
2. Fisioterapia especializada
Los centros geriátricos de excelencia emplean técnicas como:
- Biofeedback: Sensores que monitorizan la activación muscular.
- Electroestimulación: Corrientes suaves para fortalecer fibras musculares.
- Pesos vaginales o conos: Para mujeres, mejoran la resistencia progresiva.
3. Hábitos complementarios
- Evitar esfuerzos abdominales: No cargar peso excesivo y corregir posturas al defecar.
- Hidratación y dieta: Beber agua sin excesos antes de dormir y consumir fibra para evitar estreñimiento.
- Control de peso: La obesidad incrementa la presión sobre la vejiga.
Beneficios de mejorar el suelo pélvico
- Reducción de la incontinencia urinaria. Estudios demuestran que los ejercicios de Kegel mejoran hasta un 70% los casos leves de incontinencia, evitando el uso de absorbentes y medicamentos. En casos severos, complementan tratamientos médicos como la cirugía de cabestrillo uretral.
- Prevención de prolapsos y mejora de la función sexual. Un suelo pélvico tonificado previene el descenso de órganos (prolapso de vejiga o útero) y, en hombres, reduce la disfunción eréctil post-prostatectomía. En mujeres, favorece la sensibilidad y lubricación.
- Autonomía y bienestar psicológico. Recuperar el control miccional disminuye la vergüenza y el aislamiento social asociado a la incontinencia. En residencias geriátricas, estos programas mejoran la autoestima y participación en actividades.
Conclusión
Mejorar el suelo pélvico en mayores requiere ejercicios personalizados, supervisión profesional y hábitos preventivos. En nuestra residencia de mayores de Málaga estudiamos si integrar ejercicios para mejorar el suelo pélvico en las rutinas de fisioterapia. Ya que fisioterapeutas y urólogos que han abordado este síndrome geriátrico con éxito, han demostrado que la incontinencia no es una consecuencia inevitable de la edad.